MI HISTORIA
Del dolor físico y emocional al reencuentro conmigo misma...

Hace 20 años parecías que todo estaba bien...
Pero por dentro, me sentía completamente vacía.
Sin ganas de sonreír. Sin energía.
Desconectada de mi cuerpo y de mí misma.
Vivía en piloto automático, convencida de que “todo estaba bien”, aunque era evidente que no lo estaba.
Lloraba todos los días. Me sentía sola, confundida, con ataques de ansiedad que ni siquiera sabía reconocer como tal.
Mi cuerpo comenzó a hablar… y luego a gritar.
Gastritis, colitis, estreñimiento, dolores musculares, contracturas…
Y un dolor profundo en el pecho, que no era físico, pero dolía igual.
Estaba atrapada en una relación marcada por la violencia emocional y sexual.
Mi relación con mi familia era tensa, distante…
Y con mi propio cuerpo, aún peor.
Aun así, seguía ignorando las señales.
Busqué médicos, especialistas, terapias, mil dietas…
Nada parecía funcionar.
Hasta que un día toqué fondo.
Y ahí, en medio del dolor, algo dentro de mí despertó.
Me hice una pregunta que cambió mi vida:
¿Y si mi cuerpo no está roto?
¿Y si este dolor es un llamado de mi alma a volver a mí?
Ese fue el inicio de un viaje profundo de transformación.
Un regreso a mí.
A escuchar mi cuerpo, a mirar mi historia, a abrazar lo que por años había evitado.
Poco a poco comencé a sanar.
Sané de la gastritis y colitis crónicas.
Un quiste que parecía requerir cirugía… desapareció.
Y el virus del papiloma humano se encuentra inactivo desde hace años.
Volví a conectar con mi cuerpo, con mi alma.
Recuperé la paz, las ganas de vivir, el amor por mi cuerpo y por la vida.
Pero más adelante, volví a soltarme de mí.
Volví a exigirme, a hacer demasiado, a correr sin parar…
Y una vez más, mi cuerpo me gritó fuerte.
En esa etapa estaba completamente enfocada en lo físico.
Era bailarina ejecutante, daba clases de pole fitness, danza y otras disciplinas de alta exigencia corporal.
Mi cuerpo ya había tenido varias lesiones que ignoré.
Una de ellas, un desgarro en el muslo posterior derecho, no sanó bien.
Se generó fibrosis muscular, lo que me provocaba dolor crónico, dificultad para caminar y limitación en mis movimientos.
Intenté continuar como si nada.
Ignoré el dolor. Me resistía a parar.
Hasta que simplemente ya no pude más.
Me diagnosticaron fibrosis en los isquiotibiales y tuve que dejar de hacer muchas cosas que amaba.
Incluso prácticas como yoga o pilates ya no eran posibles.
Inició entonces un proceso largo y profundo de rehabilitación física:
1 año y 7 meses de fisioterapia intensiva, fibrolisis diacutánea, sesiones con aparatos como ondas de choque, terapia manual, movilizaciones, ejercicios de reeducación motriz, estiramientos específicos, y también mucho trabajo emocional.
Fue un proceso doloroso.
No solo físicamente, sino también a nivel emocional y espiritual.
Ese dolor removió muchas heridas que no sabía que seguían ahí.
Tuve que volver a mirar mi historia.
Tuve que detenerme otra vez… y volver a mí.
Y fue ahí donde entendí algo muy importante:
Sanar no es volver a ser la de antes.
Sanar es aprender a sostenerte con amor en medio del proceso.
Ese camino me llevó a profundizar más en herramientas como la meditación, el movimiento terapéutico, el arte sanador, la escritura, la energía femenina…
Y a transformar ese conocimiento en el método que hoy comparto con otras mujeres.
Hoy, aunque ya no tengo ese dolor crónico, sigo atravesando desafíos físicos...
Hace poco me diagnosticaron miomatosis uterina.
Y al hacerme una resonancia magnética para revisar esa zona, descubrí que también tengo un problema en la columna.
No ha sido fácil.
Pero lo he vivido desde un lugar completamente diferente.
Hoy ya no veo mi cuerpo como un enemigo.
No lucho contra él.
Lo escucho. Lo honro. Lo acompaño con amor.
Esa es mi verdadera sanación.
Porque entendí que no podía sanar mi cuerpo si mi alma estaba rota.
Y que detrás de cada síntoma, hay un mensaje.
Una historia.
Un llamado a volver a mí...
Hoy dedico mi vida a acompañar a otras mujeres que, como yo, han atravesado dolor físico, emocional o espiritual.
Mujeres que se han desconectado de sí mismas.
Mujeres que sienten que su cuerpo ya no responde, que han vivido enfermedades o que simplemente ya no se sienten bien en su piel...
Mi camino de sanación personal se convirtió en mi misión:
Acompañarte a sanar, nutrir y cultivar tu amor propio.
Y a reconciliarte con tu cuerpo, con tu historia y con tu vida.
Porque sí se puede.
Sí es posible sentirte bien de nuevo.
Y volver a ti.
¿Sientes que tu cuerpo también te está pidiendo volver a ti?
Si estás atravesando un proceso difícil de salud física, emocional o espiritual…
Y quieres vivirlo desde un lugar de mayor conciencia, compasión y amor hacia ti misma...
Es posible hacerlo de otra manera.
No estás sola.
Puedes agendar una llamada para que pueda valor tu caso de forma personalizada y te oriente con las mejores herramientas para ti.
💌 Escríbeme directamente por WhatsApp aquí:
Te leo y te acompaño con el corazón.
Nallely Palomino
Terapeuta en Bienestar Holístico Femenino.
